La peste

En ajena al visionario
y es opuesta al soñador
es la muerte del amor
y enemiga del progreso,
carne come, come hueso
da calambre, da dolor.

Puede a veces esconderse
en la casa del vecino
vive a veces entre amigos
y en la sangre da temor,
corta cuesta sin razón
y se escapa con el vino.


No la encuentra el inocente
pues los ángeles lo guardan,
al que reza le es extraña
porque el cielo lo protege
y al que sufre lo conmueve
que la vida se deshaga.

Quien la encuentra no merece
que la luna lo ilumine
que las ráfagas lo guíen
y que brille su mañana,
no merece por ser nada
que sus ojos turbios miren.



Matías Costantini Reschia.


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