Mi desesperación aumenta,
mi desasosiego crece,
y todo
tan irremediablemente,
¿Cómo impedir el pulso, como hacerlo?
Miro,
y juego a lo sin vida,
pero es un juego
y la calle no te trae.
Podría salir a buscarte
¿pero dónde la magia de verte llegar?
si te llegaras.
La ciudad cuida los desvíos
celosamente,
el desencuentro nos espera en cada esquina.
Me permanezco
y siento que tus pasos
y siento que soy yo tu no venir.
Ayudare a tu cuerpo a llegarte a mí,
o no,
pero no queriéndolo,
y sin verte
y sin que me veas,
y tras la ventana, jugando a la mosca.
Yo
soy tu ausencia
y eso duele,
pero es el pulso.
Tomas Ferrario, Junio de 2007.
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