Tus ojos amenazan, persiguen, alcanzan…
Tu tribu aúlla su hipócrita sed de venganza…
No mientas a la manta que te cubre por la noche…
Miéntele a tu billete
que te adora y te desangra…
Terror sublime, bruta infamia…
Y tus adornos en mi árbol de santa...
Ves fantasmas en espejos de mi abundancia…
Tu tribu se encanta de tu grito de venganza…
No mientas navidades brillantes, sin escarcha…
Miéntele a tus tréboles
que los ves de cuatro hojas…
Esa noche es tuya…
Ese olor es tuyo…
Esa nube es tuya…
Ese ruido es tuyo…
¿No entiendo cómo merecés esto?
Esteban Demaestri.
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