Las lágrimas que resbalan
ellas son mi compañeras,
que siempre lloran por mí
que siempre por mi se arrojan
de los párpados cansados
y mojados de llorar
empapados de la sal
y de angustias regaladas
entre mantos de algodón
donde duermo todavía,
se esconden lágrimas mías
venciendo la oscuridad.
Sin pena viene la noche
a guardar mis alegrías,
quienes vienen cuando el día
me quiere hacer tambalear
aunque saben que son ellas
las que me hacen aguantar.
Cuando ya me atrapa el sueño
y no sé ni donde estoy
descanso por lo que soy;
un ser medio mal herido
tal vez soy un ser querido
que duerme hasta ver el Sol.
Matías Constantini Reschia.
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