Reflejo de una época intranquila y revolucionaria, el siglo XIX da a luz al movimiento romántico, el que promulgó la liberación de todas las ataduras; en especial de las ciudades, lugar por excelencia donde se ejercían las relaciones de poder; con esto, se vuelve antecedente directo de movimientos como el trascendentalismo norteamericano y el rastafarismo jamaiquino.
En la pintura romántica, destacan artistas como Caspar David Friedrich o Eugene Delacroix, quien sintetiza las ideas del movimiento en su cuadro Libertad guiando al pueblo, mientras declara que "Mientras sigamos siendo esclavos de los príncipes no se hará nada grande. Donde el pueblo no tiene voz, tampoco se le permite sentirse y celebrarse a sí mismo”.
En la música, fueron artistas como Wagner o Beethoven quienes cumplieron una función parecida. Este último, en su sinfonía Heroica –inspirada en parte en la figura de Prometeo, héroe por excelencia del periodo- alaba la capacidad del ser humano de superarse a sí mismo, mientras que con su obra maestra, la Sinfonía 9 opus 125 Coral, “hace estallar la forma sinfónica cuando un cantante se pone de pie entre los intérpretes y, con la llamada de “Amigos, ¡abandonad estos sonidos!”, invita a sus compañeros a unírsele cantando la “Oda a la Alegría”, de Friedrich Schiller"
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